Papito, aunque Dios lo ha llevado para el cielo usted sigue viviendo en mi corazon y pensamiento. Yo sé que desde arriba esta cuidando de nosotros sus hijos, nietos y demás familiares. Me duele mucho saber que ya no puedo darle un beso, un abrazo, tocar su rostro, pero lo que más me duele es que cuando le llame papi ya no me responderá. Le agradezco por cada minuto vivido y por todo lo que nos dio. Gracias por enseñarnos a luchar por lo que queremos y por siempre empujarnos para salir adelante. Me quedo con la alegria que conocio a sus nietos y que compartimos con usted bonitos momentos. Momentos que siempre llevaremos presentes. Papito su partida no es un adios es un hasta luego.
Descanse en paz y que Dios lo tenga en su santisima Gloria.
Atentamente su hija. L.A
Dicen por ahi que el tiempo de Dios es perfecto, y la vida nos da cosas lindas pero a la vez nos quita las mejores. Papito querido, hoy le dedico mi pensamiento y en mi memoria vivirá para toda la vida. No pude estar presente cuando usted falleció, ni despedirme por ultima vez en vida. Esa pena siempre la llevaré conmigo, como llevo muy dentro el amor que me tenía. Muchas gracias por todas las lecciones de vida que nos dio y por ser mi ejemplo a seguir, ya que con sus enseñanzas me ayuda a enfrentar la vida y a ser una mejor persona y mejor padre para mi hijo y familia. Nunca se dio por vencido y siempre lucho por conseguir sus sueños. Vivo orgulloso por su ejemplo, educación, por lo que me enseñó y siempre estaré agradecido por eso. Yo sé que desde el cielo nos estará cuidando y guiando a nosotros sus hijos, nietos y demás familiares. Gracias querido papito por haber existido y por ser hoy la luz de mi vida, no le digo adios si no un hasta luego, descanse en paz en el cielo y que Diosito le tenga en su santa gloria.
Le quiero mucho, su retoño.
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